domingo, 30 de noviembre de 2008

Thanksgiving

Como dice mi amigo Antonio, soy una ruina. No salgo nunca de noche, pero justo el miércoles, antes de Thanksgiving, salí hasta las 5 de la mañana. Y me levanté el jueves a las 3 de la tarde.

La cena empezaba a las 4, así que no me daba ya tiempo a cocinar la tortilla de patatas, que era lo que yo quería haber llevado. Mayuran, que fue quien me invitó, insistía en que cada uno trajera algo de su país y, sobre todo, insistía en que fuera homemade. Yo tuve que correr a la ducha y de ahí al supermarket. Me sentí un poco culpable.

Por la calle, la gente llevaba fuentes de comida homemade para llevar a casa de sus amigos. Nadie andaba por la calle sin comida.

La cena era una reunión de familiares e invitados variopintos. Estábamos en casa de los padres de la novia de nuestro amigo. El primer impacto fue el de entrar en un hogar. Mi casa de aquí es aséptica y fría.

Había una mesa llena de comida para picotear mientras llegara la hora de la cena de verdad. Mucha comida. Y dos mujeres continuaban cocinando sin parar. Entre las dos sacaron la bandeja del horno. Un pavo enorme cubierto de papel de plata.

Una vez en la mesa, la madre hizo un pequeño speech que terminó en lágrimas. Entre otras cosas, dijo que en realidad Acción de Gracias y es una fiesta que no se debería celebrar (por lo cínico de celebrar que los indios ayudaron a los ingleses, teniendo en cuenta lo que pasó depués). Eso me gustó.

Y tras ella, todos los demás teníamos que decir algo. Sinceramente, me veía desde fuera y tenía la sensación de estar en una película. "No sólo estoy en la cena de Acción de Gracias, además tengo que levantarme y hablar!" Prueba superada. Es un juego divertido y se entra con facilidad. Todo el mundo se pone muy ñoño y emocionado, y a mí me encanta. No me costó nada decir mis palabras cursis de agradecimiento. La verdad es que estaba teniendo la sensación de estar con mi familia de verdad. Pero a lo mejor era por el jet lag de haber dormido tan poco. El caso es que estaba cómoda. Después de la cena, jugamos a un juego de mesa. Y después de eso, el postre.

Hice las cuentas y me pasé 7 horas comiendo. Aquí no existe el culto a la comida al que estamos acostumbrados. No es de mala educación llamar por teléfono a alguien mientras come, ni tampoco es de mala educación comer en clase. La comida es una necesidad y no un placer. Y aunque odie esta idea, sin más remedio he adoptado el uso. Normalmente, como en 15 minutos, casi siempre andando a otro sitio, o de pie. En los restaurantes, te traen la cuenta sin pedirla, porque no existe la sobremesa. Acción de Gracias fue un día para romper las reglas. Y yo estoy a favor.

2 comentarios:

THOR dijo...

Qué bien que te sintieras en un home por first time in iuesei,eso es importante, el calor, y se ve que por muy cínico que sea celebrar ese día, al menos, en algunos casos sirve para algo.
Cuándo vienes, amor?
bezitoz torpedos

Isgerdur dijo...

Carmenchuuu, yo estoy en plena acción de gracias por muchas cosas, entre ellas por tenerte y por poder leer tu blog. En este momento también le doy gracias a los cerdos de Jabugo y a la civilización que inventó la cerveza, que me estoy pegando un pequeño homenaje prenavideño. Porque yo lo valgo. Y gracias por tantas cosas...

Um beijo do tamanho do mundo.